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Los Colosos de Memnón tienen familia

EL MUNDO.ES
31 de Mayo 2011


Los habitantes del actual Luxor siguen aún fascinados por los majestuosos colosos de Memnón. Y relatan que los gigantes solían cantar al alba hasta que un emperador romano restauró las figuras, heridas por un terremoto en el año 27 a.C. Entonces el silbido, producido por el cambio de temperatura, se volvió mudo y nació la leyenda.

Las dos estatuas sedentes de Amenhotep III (1390-1352 a.C.), situadas en la ribera occidental del Nilo, son unos de los últimos vestigios del que fuera el más espectacular complejo funerario del antiguo Egipto. El sino de estos guardianes, apostados en la entrada de un templo desaparecido, puede cambiar. Una excavación arqueológica ha anunciado el hallazgo de un coloso de alabastro del gran rey junto a una estela y las cabezas de una deidad y del monarca.

La figura fue descubierta en lo que debió ser el pasillo que conducía al tercer pilón del complejo, a unos 200 metros de los colosos de Memnón. Según Zahi Hawass, ministro de estado de Antigüedades egipcio, el rostro de la estatua es una obra maestra del retrato real. Muestra a un Amenhotep III con barba real sentado y ataviado con una falda plisada (llamada 'shendyt') y nemes, la tela que cubría la cabeza de los reyes egipcios.

La cabeza, que pide 1,20 metros de altura y está muy bien conservada, es pese a sus dimensiones un universo de proporciones ajustadas y equilibradas. Tiene ojos con forma de almendra realzada por franjas de cosmética, una nariz corta y una boca grande con amplios labios.

El coloso desenterrado es una de las dos estatuas que debieron derrumbarse tras el terremoto pero algunas de sus partes aún son visibles en la capa aluvial del Nilo. La pieza trasera del trono de una de las figuras había sido encontrada en anteriores excavaciones. Los responsables de la misión aseguran que el resto de partes serán restauradas gradualmente y la estatua será colocada en su ubicación original en un futuro próximo.

A juicio del director de la misión, Hourig Suruzian, el hallazgo es importante para la historia del arte egipcio y de la escultura porque la pieza está excepcionalmente tallada en alabastro, una piedra extraída de las canteras de Hatnub en el medio Egipto y empleada rara vez en colosos que miden aproximadamente unos 18 metros.

En los trabajos de limpieza y cartografía efectuados en la parte central del gran atrio del templo, donde hay partes del pavimento original, se han encontrado otros restos como la cabeza de una deidad, de 28,5 centímetros, que representa a un dios masculino, y una estela de cuarcita roja que ha sido reconstruida a partir de 27 grandes piezas hasta alcanzar 7,40 metros sobre los nueve de la obra original. Su restauración se completará la próxima temporada, según los responsables de la misión.


 

 

 

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