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LOS ANTIGUOS EGIPCIOS TAMBIÉN USABAN PRÓTESIS

BBC MUNDO
15 de Febrero 2011

Dos dedos de pie artificiales, uno de ellos encontrado en los restos de una momia egipcia, podrían ser las primeras prótesis funcionales del cuerpo humano descubiertas.

Los restos, que datan del año 600 antes de Cristo, superarían en varios siglos al descubrimiento de la pierna encontrada entre los restos romanos de Capua y que se considera la primera prótesis de la que tenemos historia (300adC).

La investigación de la doctora Jacky Finch, de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, cuya investigación preliminar aparece esta semana en la revista médica The Lancet, ha demostrado que los dedos de pie de madera no fueron añadidos simplemente como restos funerarios, sino que las prótesis encontradas se utilizaban realmente para caminar.
Finch estudió dos piezas, el conocido como dedo de Greville Chester, que fue encontrado cerca de Luxor, en Egipto y que data del año 600 antes de Cristo.

El dedo de Greville Chester -que se encuentra expuesto en el Museo Británico de Londres- fue construido de forma artesanal utilizando como material una especie de cartonaje unido con lino y material de pegamento extraído de animales y, finalmente, recubierto con yeso teñido.

El segundo dedo artificial estudiado perteneció a la momia de la hija de un sacerdote egipcio llamada Tabaketenmut. Al parecer Tabaketenmut perdió su extremidad como consecuencia de una diabetes que le causó gangrena isquémica.

Prótesis primitivas

El desgaste del dedo de Greville y los importantes elementos de diseño del dedo de El Cairo me llevaron a pensar que quizá estas prótesis se habían utilizado en la vida real
En este caso el dedo estaba construido usando tres piezas unidas, dos de madera, y la tercera posiblemente de cuero. Mediante el uso de distintos agujeros y a través de complejos técnicas difíciles de reproducir incluso hoy día se logró unir una parte a otra.
Para saber si estas prótesis primitivas fueron o no utilizadas en su día para andar, la doctora Finch realizó réplicas de los instrumentos en su laboratorio y buscó a dos voluntarios que habían perdido el dedo gordo del pie derecho para que pudieran probar si funcionaba.
"Para que el dispositivo pueda considerarse una prótesis verdadera ha de cumplir una serie de requisitos", escribe la doctora Finch en su artículo.
"El material ha de ser capaz de soportar el peso del cuerpo y su fuerza, de forma que no se parta o rompa con el uso. La proporción es importante y la apariencia ha de ser lo suficientemente similar a una real para que sea aceptada tanto por la persona que lo porta como por los que le rodean", explica.

Sandalias egipcias

Según afirma el artículo, se calcula que el dedo gordo del pie soporta el 40% del peso del cuerpo y es el encargado de la propulsión hacia delante, aunque aquellos que no lo tienen pueden adaptarse bien.
Para determinar el nivel de función de una prótesis, además, se requiere la aplicación de técnicas de marcha que incluye el uso de cámaras integradas y de dispositivos de presión a lo largo del trayecto, para asegurarse que no fuerza a otras partes del pie.
A los voluntarios se le pidió que andaran en réplicas de sandalias egipcias y, aunque no se esperaba que pudieran andar como con un dedo real, uno de ellos reportó ser capaz de andar extremadamente bien con ambas prótesis.
Y lo que es más importante, no se registró presión extra para el pie en ninguno de los dedos. Los dos voluntarios afirmaron que el dedo de madera era especialmente cómodo.
"El desgaste del dedo de Greville y los importantes elementos de diseño del dedo de El Cairo me llevaron a pensar que quizá estas prótesis se habían utilizado en la vida real y no eran simplemente añadidos al pie en las momificaciones por razones relacionadas con la religión o los rituales religiosos", añade la investigadora.
"Los resultados sugieren fuertemente que ambos diseños pueden funcionar como sustituto de un dedo perdido y por lo tanto podría ser clasificados como prótesis funcionales", asegura la investigadora.
"Si esto es así podríamos decir que los primeros atisbos de este tipo de medicina deberían de anclarse en los pies de los antiguos egipcios", concluye Finch.

 

 

 

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