La perspectiva inconfundible de Meidum muestra una estructura en forma de torre gigantesca, que se yergue sobre una colina formada por rocalla. Quedan restos de la primera pirámide propiamente dicha que se intentó construir en Egipto, junto con el primer complejo piramidal que conocemos en todo su desarrollo (junto con la “Pirámide Inclinada” de Dahshur).
Los tanteos realizados en el diseño de la pirámide son la causa de su aspecto actual. El monumento se inició como una pirámide de siete escalones, pero posteriormente se introdujeron cambios para convertirla en una estructura de ocho escalones, para terminar rellenándolos y dándoles un revestimiento que convirtieron la estructura en una pirámide propiamente dicha.
El faraón, para el que en principio se levanto la pirámide, fue probablemente Huni, último soberano de la III dinastía; pero los grafitos existentes desde el Imperio Nuevo nos dicen que los propios egipcios la relacionaron más tarde con el sucesor de Huni, Snofru, que bien pudo ser el responsable de su terminación.
Sin embargo, el revestimiento liso de los muros, diseñados originariamente para presentar la cara externa de la pirámide escalonada (algunos pueden verse todavía en la estructura), no proporcionaron suficiente apoyo para el relleno posterior. Por el contrario, la envoltura exterior no se aguantó sobre cimientos sólidos y el método empleado para colocar los bloques no estuvo bien escogido. A resultas de esos fallos en la construcción, las bases de los cuatro contrafuertes exteriores cedieron y los muros se deslizaron y acabaron por desplomarse, dando a la torre el aspecto que ahora tiene.
La fecha en que esto sucedió sigue siendo objeto de acaloradas disputas; se han hecho intentos por relacionar este “desastre arquitectónico”, con el cambio de ángulo de la “Pirámide inclinada” de Dahshur; pero la presencia de una extensa necrópolis contemporánea se contradice con una fecha tan temprana. Al margen de algún descubrimiento inesperado, de pruebas textuales o pictóricas en algún otro lugar, sólo las futuras excavaciones en la proximidad inmediata de la pirámide podrán proporcionar una solución satisfactoria a este problema.
Al norte y al este de la pirámide existen cementerios de amplias mastabas en ladrillo cocido de comienzos de la IV dinastía. Las mejor conocidas son las mastabas gemelas de Tehotpe y su mujer Nofret, y de Neferma’at y su esposa Itet. Aunque el yacimiento no ha sido explorado sistemáticamente, varios han sido los excavadores que han trabajado en él, habiendo sido los más notables A. Mariette, W.M. Flinders Petrie y Alan Rowe.