Dendera, la antigua Iunet o Tantere (que los griegos llamaron Tentyris), fue la capital del nomo VI del Alto Egipto, y una ciudad de cierta importancia, aunque desde la antigüedad el centro de la población de la zona se desplazó hacia Qena, en la ribera oriental. El complejo del templo se alza ahora aislado al borde del desierto.
La necrópolis de Dendera incluía tumbas del I Período dinástico, aunque su fase más importante fue la de finales del Imperio Antiguo y el I Período intermedio. Por aquellas fechas, las provincias fueron virtualmente autónomas, y aunque Dendera no fue la más importante de las facciones del alto Egipto, sus notables construyeron numerosas mastabas de cierta amplitud, siendo sólo una de ellas la que en la actualidad conserva todavía alguna decoración además de estelas y falsas puertas. En el lado occidental del yacimiento hay catacumbas de tumbas de animales con bóveda de ladrillo; predominan las tumbas de pájaros y perros, mientras que enterramientos de vacas han sido hallados en varios puntos de la necrópolis, siendo la vaca una de las representaciones de la diosa Hathor.
En este lugar se recuperó una pequeña capilla de Nebhepetre Mentuhotpe, que ahora se ha reconstruido en el Museo de El Cairo. La construcción, que también conserva inscripciones de Merneftah, estuvo dedicada más al culto del faraón que de la diosa, y probablemente completaba el templo principal de la época.
El complejo del templo está orientado, como de costumbre, hacia el Nilo, que aquí fluye de este a oeste, de modo que el templo mira hacia el norte, aunque para los egipcios representaba simbólicamente el “este”. En esta descripción se han utilizado los cuadrantes.
La monumental puerta de Domiciano y de Trajano está situada en el imponente muro de adobes que rodea el recinto, y conduce a una zona abierta con la casa del nacimiento al oeste, levantada en el Período romano. Es el templo más reciente de cuantos se conservan de este tipo; representaba la localización ritual en que Hathor había dado a luz al joven Ihy, que surge como símbolo de la fase juvenil de los dioses creadores en general. El templo fue construido cuando la estructura primera, iniciada por Nectanebo I y decorada a comienzos del Período ptolomaico, se abrió paso a través de los cimientos del patio primero del templo principal de Hathor (que nunca se completó). Las dos casas del nacimiento son ahora accesibles, con diferencias notables entre sí, por lo que respecta al plano y la decoración.
Inmediatamente al sur de la primera casa del nacimiento hay un “sanatorium” de adobes, en que los visitantes podrían bañarse o “incubar” en las aguas sagradas, pasando la noche con la esperanza de tener el sueño curativo de la diosa.
El templo principal es el más grande y el más exquisitamente decorado de la época; los sólidos cimientos probablemente contienen muchos de los bloques de la estructura anterior a la que el templo sustituyó. Fragmentos de períodos anteriores han sido hallados en el lugar, pero no construcciones, las inscripciones del templo recuerdan muy especialmente a Pepi I y a Tutmosis III.
La parte trasera del templo se levantó antes, probablemente a fines del siglo II a.C. El rey más antiguo de los que se mencionan es Ptolomeo XII Auletes; pero la mayor parte de los “cartuchos” están en blanco, tal vez debido a las luchas existentes dentro de la familia real en el siglo I a.C. La sala hipóstila exterior fue decorada entre los reinados de Augusto y de Nerón, y tiene una inscripción votiva en griego que data del año 35 d.C.
El templo sigue la planta clásica. Las columnas de las dos salas hipóstilas y del “patio del año nuevo” tienen capiteles en forma de sistros, un instrumento musical dedicado a la dios Hathor. Su uso evoca la imagen de la diosa como una vaca que aparece entre las plantas en la marisma de la creación. En el centro del muro meridional exterior había también un sistros en relieve sobredorado, para señalar su importancia y para evocar a Hathor “el oro de los dioses”.
Dentro del templo, las partes más extrañas e infrecuentes son las “criptas” decoradas. Son series de estancias en tres pisos, abiertas en el espesor del muro exterior. Se utilizaron principalmente para guardar el instrumental del culto, los archivos y los emblemas mágicos que aseguraban la protección del templo. Su decoración se ajusta al eje del templo, y los relieves más importantes, entre los que vuelven a destacar los sistros, se encontraban en el propio eje. También dentro del espesor del muro están las escaleras por las que se accede al tejado. En el tejado hay un quiosco en el que estaba representada la unión de la diosa con el disco solar. Asimismo, hay allí un par de capillas funerarias de Osiris; de una de ellas procede el famoso zodíaco de Dendera, que ahora se encuentra en el Louvre de París. Dendera fue una de las numerosas tumbas de Osiris, y las capillas funerarias, que no tenían relación directa con Hathor, se empleaban para celebrar la resurrección del dios. Su muerte puede que se representase a su vez en el lago sagrado, al oeste del templo.
Inmediatamente a la parte sur del templo de Hathor está el templo del nacimiento de Isis, decorado en tiempos de Augusto, y en el que se emplearon bloques de los cimientos de una construcción ptolomaica destruida. El pórtico oriental del recinto, de época romana, conduce a ese templo, el único que tiene una orientación dual, en el cual las habitaciones exteriores miran hacia el este, mientras que las interiores lo hacen hacia el norte en dirección al templo de Hathor. La escena central del nacimiento de Isis ha sido mutilada.
Al este del templo se extendía parte de la ciudad, con un templo de Horus de Edfu en su centro. Este puede ser el mismo templo del que se conservan algunos restos del Período romano a unos 500 metros del recinto principal.
Las tríadas de dioses veneradas en Edfu y en Dendera eran muy similares, estando formadas por Horus, Hathor (o Isis) e Ihy (o Harsomtus). Hathor de Dendera y Horus de Edfu se encontraban en una ceremonia sagrada de matrimonio, cuando ella hacía una incursión hacia el sur.